Ninguna explicación sirve para disculpar a los socialistas navarros de haber votado junto a Acción Nacionalista Vasca dos mociones contra la alcaldesa foralista de Pamplona, Yolanda Barcina.
Aunque se tratara de mociones propuestas por Nafarroa Bai, una coalición de formaciones nacionalistas, los socialistas sabían que sólo si ANV sumaba sus votos a los suyos podían derrotar a Unión del Pueblo Navarro, que cuenta con trece concejales en el Ayuntamiento pamplonés, frente a los catorce del PSN, Nafarroa Bai y ANV.
Por tanto, ningún portavoz del PSOE o del PSN puede escudarse en que su partido no puede controlar los votos de ANV, un grupo declarado ilegal por su integración en ETA.
Como subraya ABC en su editorial, los socialistas navarros se han equivocado por completo, no sólo porque hay una razón ética para no votar nunca lo mismo que ANV -razón que no habría que aclarar a ningún demócrata-, sino porque no habían pasado ni 72 horas del asesinato de Eduardo Puelles.
Los proetarras de ANV se negaron a repudiar este horrible crimen, motivo suficiente para que los concejales socialistas del Ayuntamiento de Pamplona renunciaran a cualquier moción que implicara el apoyo de un partido ilegalizado.
Además, por si fuera poca la indignidad de sumar votos con ANV, las mociones aprobadas son de las que agradan a la izquierda proetarra y al nacionalismo en su conjunto.
Una insistía en el cese del jefe de la Policía Municipal de la capital navarra, un funcionario conocido por su intensa actividad contra los grupos de apoyo a ETA, y advertía a Yolanda Barcina de que en dos meses llegaría la reprobración, lo que sólo será posible si de antemano los socialistas aceptan los votos de los dos concejales de ANV.
La otra moción, también propuesta por Nafarroa Bai, amparaba la petición de la plataforma «Gora Iruñea» de que se le cediera espacio para sus «actividades lúdicas y culturales». Desde hace tres años, el Ayuntamiento de Pamplona suprimió las «barracas políticas» en San Fermín porque se habían convertido en puestos de recaudación para los presos de ETA y sus familias.
Los matices de los socialistas navarros sobran, porque no pueden justificar una coincidencia, siquiera esporádica, con un partido ilegal y proetarra como es ANV. No es admisible que unos socialistas, los vascos, apuesten inequívocamente por estar contra ETA, y que otros socialistas, los navarros, sean capaces de coincidir con ANV y definir opciones futuras contra Yolanda Barcina que sólo son viables si vuelven a tener los votos de esta formación proetarra.
Las últimas elecciones forales y municipales en Navarra fueron traumáticas para los socialistas, obligados a hacer lo que debían, facilitar un gobierno de UPN, y no lo que querían, pactar con Nafarroa Bai.
La opinión pública apreció favorablemente esta decisión porque habría sido irresponsable franquear al nacionalismo panvasquista la entrada en los gobiernos foral de Navarra y municipal de Pamplona. Pero el coste de esa decisión no justifica hacer oposición con los votos de los proetarras.
La moción que anuncia la reprobación de Barcina debe ser desautorizada expresamente por la dirección nacional del PSOE porque implica contar de antemano con ANV para ganar la votación y es una incongruencia con la claridad del discurso pronunciado por el lendakari López ante el cadáver de Eduardo Puelles.
Aunque se tratara de mociones propuestas por Nafarroa Bai, una coalición de formaciones nacionalistas, los socialistas sabían que sólo si ANV sumaba sus votos a los suyos podían derrotar a Unión del Pueblo Navarro, que cuenta con trece concejales en el Ayuntamiento pamplonés, frente a los catorce del PSN, Nafarroa Bai y ANV.
Por tanto, ningún portavoz del PSOE o del PSN puede escudarse en que su partido no puede controlar los votos de ANV, un grupo declarado ilegal por su integración en ETA.
Como subraya ABC en su editorial, los socialistas navarros se han equivocado por completo, no sólo porque hay una razón ética para no votar nunca lo mismo que ANV -razón que no habría que aclarar a ningún demócrata-, sino porque no habían pasado ni 72 horas del asesinato de Eduardo Puelles.
Los proetarras de ANV se negaron a repudiar este horrible crimen, motivo suficiente para que los concejales socialistas del Ayuntamiento de Pamplona renunciaran a cualquier moción que implicara el apoyo de un partido ilegalizado.
Además, por si fuera poca la indignidad de sumar votos con ANV, las mociones aprobadas son de las que agradan a la izquierda proetarra y al nacionalismo en su conjunto.
Una insistía en el cese del jefe de la Policía Municipal de la capital navarra, un funcionario conocido por su intensa actividad contra los grupos de apoyo a ETA, y advertía a Yolanda Barcina de que en dos meses llegaría la reprobración, lo que sólo será posible si de antemano los socialistas aceptan los votos de los dos concejales de ANV.
La otra moción, también propuesta por Nafarroa Bai, amparaba la petición de la plataforma «Gora Iruñea» de que se le cediera espacio para sus «actividades lúdicas y culturales». Desde hace tres años, el Ayuntamiento de Pamplona suprimió las «barracas políticas» en San Fermín porque se habían convertido en puestos de recaudación para los presos de ETA y sus familias.
Los matices de los socialistas navarros sobran, porque no pueden justificar una coincidencia, siquiera esporádica, con un partido ilegal y proetarra como es ANV. No es admisible que unos socialistas, los vascos, apuesten inequívocamente por estar contra ETA, y que otros socialistas, los navarros, sean capaces de coincidir con ANV y definir opciones futuras contra Yolanda Barcina que sólo son viables si vuelven a tener los votos de esta formación proetarra.
Las últimas elecciones forales y municipales en Navarra fueron traumáticas para los socialistas, obligados a hacer lo que debían, facilitar un gobierno de UPN, y no lo que querían, pactar con Nafarroa Bai.
La opinión pública apreció favorablemente esta decisión porque habría sido irresponsable franquear al nacionalismo panvasquista la entrada en los gobiernos foral de Navarra y municipal de Pamplona. Pero el coste de esa decisión no justifica hacer oposición con los votos de los proetarras.
La moción que anuncia la reprobación de Barcina debe ser desautorizada expresamente por la dirección nacional del PSOE porque implica contar de antemano con ANV para ganar la votación y es una incongruencia con la claridad del discurso pronunciado por el lendakari López ante el cadáver de Eduardo Puelles.
1 comentario:
Yolanda Barcina tiene un par de ovarios y como no se aviene a chanchullos la estan poniendo la proa, menos mal que en Pamplona ya la conocen y seguiran votandola, sino al final gobernaran los Peneuvistas aliados con los socialistas, una incogruencia, pero ¿alguien penso que los socialistas eran congruentes?
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