Es la novia deseada por todos para una operación de fusión en la Comunidad Autónoma andaluza. La Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Córdoba (CajaSur), una entidad hoy en el punto de mira de medio país como candidata a seguir los pasos de Caja Castilla-La Mancha (CCM), está siendo cortejada al tiempo por Braulio Medel, presidente de la malagueña Unicaja, y por Antonio Pulido, flamante presidente reelecto de la sevillana Cajasol. Ambos quieren su mano por motivos bien distintos.
La rebaja del rating de CajaSur efectuada anteayer por la agencia de calificación Fitch, que ha dejado la deuda de la entidad ligada a la jerarquía eclesiástica en el territorio del “bono basura”, ha puesto a la Caja cordobesa en una situación delicada, al cerrarle en la práctica las vías de financiación interbancaria, tal como ocurriera con CCM, según el informe del Banco de España que justificó la intervención.
El fracaso de la operación de fusión por absorción entre Unicaja y CCM fue para Braulio Medel un mal “negocio” desde el punto de vista de sus intereses personales, porque, de haberse llevado a cabo, Don Braulio se hubiera asegurado la reelección como presidente de la fusionada por otros cuatro años. Ahora, esa reelección está en el aire, con el mandato de Medel a punto de expirar, lo que le pone en la tesitura de buscar una solución antes del 15 de agosto próximo, fecha de inicio de la campaña electoral para la renovación de cargos en Unicaja.
Pero el mismo interés que muestra Medel por CajaSur lo tiene también Antonio Pulido, que hace escasas fechas fue reelegido como presidente de Cajasol. La reelección, que no tuvo asegurada en absoluto hasta pocos días antes del Consejo que lo ratificó, ha cambiado de plano el horizonte de Pulido: de ser una víctima propiciatoria –tanto Cajasol como él mismo- destinada a ser engullida por Unicaja, de acuerdo con las directrices del ex consejero de Economía de la Junta, José Antonio Griñán, flamante presidente andaluz, Pulido ha pasado a operar por su cuenta, imaginando una fusión con CajaSur que reforzaría su posición negociadora a futuro ante el “temible” Medel.
Tanto para Medel como para Pulido podría tratarse de una carrera contra el reloj, en cuyo resultado mucho tendrá que decir el Banco de España, la propia Junta andaluza y, naturalmente, el Cabildo catedralicio cordobés, entidad fundadora de CajaSur, así como su presidente, el sacerdote Santiago Sierra. Una carrera en la que Pulido parte con alguna ventaja, de acuerdo con fuentes andaluzas muy conocedoras de los entresijos de la eventual operación. Fundamentalmente porque tiene mejores contactos con la Iglesia y un mayor grado de flexibilidad para atender sus requerimientos.
Reuniones secretas
Como publicara este diario el pasado 20 de marzo, desde hace semanas se viene cocinando en secreto un acuerdo entre altos cargos socialistas presentes en ambas entidades: el ya citado Pulido (Cajasol) y Salvador Blanco Rubio (vicepresidente ejecutivo de CajaSur), con el respaldo político de Rafael Velasco, secretario de Organización del PSOE de Andalucía, los tres naturales de Palma del Río y Castro del Río, es decir, socialistas y paisanos.
Salvador Blanco, vicepresidente ejecutivo de CajaSur desde 2005 en representación de la Diputación Provincial de Córdoba por el PSOE-A, es a la vez teniente de alcalde y ex alcalde de Palma del Río, de donde es también Rafael Velasco, el hombre que lleva la manija de los asuntos que tienen que ver con las Cajas andaluzas. Pulido, natural de Castro del Río, impulsa el acuerdo desde el respeto, cercano al miedo, que siente por Medel. CajaSur podría depararle la oportunidad de escaparse de las garras del malagueño y labrarse un futuro por su cuenta.
Medel, por su parte, tiene menos acceso a la Iglesia y, sobre todo, es demasiado conocida en el sector su habilidad para, tras muchos años en el puente de mando, salir de todas las tormentas a la cabeza del pelotón. No lo tendrá fácil, aunque sus incondicionales esperan de él una nueva demostración de su capacidad para llevarse el gato al agua en cualquier circunstancia. La última palabra, con todo, la tendrá el Cabildo cordobés: Medel o Pulido, esa es la cuestión.
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