Castilla y León ha decidido rediseñar el mapa de sus cajas de ahorro. Para empezar, ha elegido a las dos más grandes, Caja España y Caja Duero, una vez fracasado el proyecto de fusión a seis, descafeinado luego a un proyecto de holding financiero para captar recursos en el mercado de capitales, que se han puesto ya manos a la obra para ver si es posible sacar adelante una proceso de fusión amistosa, según reconocen fuentes financieras oficiales de la propia comunidad autónoma.
La operación cuenta con el visto bueno del presidente, Juan Vicente Herrera, y sobre todo de su vicepresidente, Tomás Villanueva, encargado de tutelar el proceso iniciado. Todo arrancó con una cena celebrada en Valladolid entre el número dos de la Junta y los directores generales de ambas entidades, Ignacio Lagartos (Caja España) y Lucas Hernández (Caja Duero). Un encuentro discreto, al que no fueron invitados, y ni siquiera informados, los presidentes de las dos cajas, que sí participaron en uno celebrado al día siguiente.
Formalmente, los consejos de administración de ambas entidades autorizaron a comienzos de marzo a sus presidentes y directores generales para que participen en “procesos de integración o consolidación tendentes al fortalecimiento de la solvencia, eficiencia y competitividad” de las entidades. El mismo protocolo seguido unos días antes por otras dos entidades, Unicaja y Caja Castilla La Mancha, para dar el visto bueno a su hipotética fusión, opción que terminó por no consumarse tras las exigencias solicitadas por la caja malagueña.
En el caso de Caja Duero y Caja España, los equipos directivos de ambas entidades se han cruzado sendas visitas oficiosas para explicar su modelo de fusión, según han explicado a este diario fuentes implicadas en el proceso. Desde las entidades, sin embargo, portavoces oficiales prefieren no hacer comentarios y niegan que hayan existido encuentros relacionados con el proceso de integración, al igual que hace el Gobierno de la Junta desde Valladolid. Manda la ley del silencio.
Ninguno de los presidentes, Santos Llamas (Caja España) y Julio Fermoso (Caja Duero), cuenta para el nuevo proyecto. La Junta tiene en mente a otros posibles candidatos. Según las fuentes consultadas, a Herrera le gustaría contar con quien fuera consejero de Economía de la Junta, Fernando Becker, catedrático y actual director general corporativo de Iberdrola, mientras que su número dos guarda un grato recuerdo profesional y personal del ex director general de Caja España, Evaristo del Canto, responsable para la zona centro de La Caixa.
Por la parte de arriba, el camino parece despejado. Hace dos semanas el presidente de Caja Duero renunció a sus funciones ejecutivas en la entidad. Fue una decisión algo más que simbólica. Fermoso, al frente de la caja salmantina desde hace , perdió la confianza de la Junta con motivo de las diferencias mantenidas con su director general, que terminaron por hacerse públicas. Tampoco será un problema para la fusión la continuidad del número dos, Lucas Hernández, que tendrá que jubilarse el año que viene.
En Caja España, la situación es similar. Su presidente, el constructor Santos Llamas, hombre consenso aceptado por PSOE y PP, no tiene opciones de continuar. “Está amortizado. El hecho de que su empresa mantenga deudas con la propia caja ha deteriorado su imagen como candidato apolítico, por muy buena sintonía que pueda tener, por vecindad, con el presidente Rodríguez Zapatero”. Caso distinto sería el del director general, Lagartos, de un perfil meramente técnico, que podría continuar como ejecutivo a la sombra del presidente elegido.
Sin embargo, existen dificultades a salvar. Uno de los principales escollos para la fusión radica en la ubicación de la sede central de la caja fusionada. En el caso de Castilla y León, ninguna de las seis cajas regionales es autóctona de la capital administrativa, Valladolid, sede de la Junta, que sueña con albergar la nueva gran caja. La omnipresencia del PP puede ser una ventaja para vencer resistencias locales, aunque a su vez puede suponer un factor de oposición por parte del PSOE.
Con la reciente intervención de CCM, el Banco de España ha marcado el camino a seguir si las fusiones privadas, como subrayó el gobernador del Miguel Angel Fernández Ordóñez, no prosperan। En el caso de Caja España y Caja Duero, su cartera de crédito hipotecario representa menos del 1% de la cuota del mercado, con una exposición inferior que la de CCM, que ocupaba el puesto número 13 de este ranking. Otros ratios, sin embargo, son más negativos: la leonesa tiene una cuota de morosidad del 5,28%, por un 3,65% de la salmantina.
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