(RD).- Hay que reconocer que Pérez Touriño ha sido un gran presidente de la Xunta. Lo dijo siempre Pepiño y tenía razón. Grande fue su despacho y su mobiliario, grandes las sillas del comedor, grande su Audi. Más grande y más caro que el Cadillac de Obama, como no podía ser de otra manera.
Afirma José Antonio Vera en La Razón que la Xunta de Galicia no es cosa menor comparada con los Estados Unidos de América. Aunque bien visto, después de observar detenidamente el carro del presidente negro de la Casa Blanca y el de Touriño, uno llega a la conclusión de que el problema, más que en el precio, está en la pomada.
Aquí alguien se ha untado más de lo habitual, y por eso al socialista le salió su «buga» 180.000 euros más caro que el de Barack Husein. Que ya es «diñeiro». Porque cuando comparas uno con el otro las cuentas no salen.
Mientras el «cadi» tiene neumáticos antipinchazos y letras bordadas en el asiento trasero, el de Touriño no pasa de llevar un simple blindaje. Eso sí, con un tuneado propio de Eisenhower.
Propio de Touriño, pues decían en la Xunta que es normal que «o presidente teña un coche oficial como todos os demais presidentes do mundo, porque por veces ten que circular a velocidade máis elevada do normal». Es lo que le ha sucedido a don Emilio. Que iba demasiado rápido el hombre y se ha pasado de frenada.
Algo que ha sido posible gracias a ese Audi peliculero cinco veces más caro que el de Sarkozy, equivalente al sueldo medio de 25 gallegos y al salario de 480 mileuristas. Por eso entiendo que Feijóo no sepa muy bien qué hacer ahora con este coche fantástico. Con la crisis que hay, nadie lo compra.
De manera que será mejor que se lo regale como indemnización a Touriño. Así se ahorra el despido. Aunque la jaqueca no se la quita nadie a Blanco.
Afirma José Antonio Vera en La Razón que la Xunta de Galicia no es cosa menor comparada con los Estados Unidos de América. Aunque bien visto, después de observar detenidamente el carro del presidente negro de la Casa Blanca y el de Touriño, uno llega a la conclusión de que el problema, más que en el precio, está en la pomada.
Aquí alguien se ha untado más de lo habitual, y por eso al socialista le salió su «buga» 180.000 euros más caro que el de Barack Husein. Que ya es «diñeiro». Porque cuando comparas uno con el otro las cuentas no salen.
Mientras el «cadi» tiene neumáticos antipinchazos y letras bordadas en el asiento trasero, el de Touriño no pasa de llevar un simple blindaje. Eso sí, con un tuneado propio de Eisenhower.
Propio de Touriño, pues decían en la Xunta que es normal que «o presidente teña un coche oficial como todos os demais presidentes do mundo, porque por veces ten que circular a velocidade máis elevada do normal». Es lo que le ha sucedido a don Emilio. Que iba demasiado rápido el hombre y se ha pasado de frenada.
Algo que ha sido posible gracias a ese Audi peliculero cinco veces más caro que el de Sarkozy, equivalente al sueldo medio de 25 gallegos y al salario de 480 mileuristas. Por eso entiendo que Feijóo no sepa muy bien qué hacer ahora con este coche fantástico. Con la crisis que hay, nadie lo compra.
De manera que será mejor que se lo regale como indemnización a Touriño. Así se ahorra el despido. Aunque la jaqueca no se la quita nadie a Blanco.
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