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Que el Hospital Materno-Infantil del Reina Sofía se ha quedado obsoleto y precisa de una renovación perentoria no es sólo un eslogan de la plataforma «No me quites mi hospital». Es un hecho contrastable con el día a día de la asistencia que reciben los niños y las mujeres y con las condiciones en las que trabajan los profesionales.
El último episodio que puso de manifiesto la precariedad del edificio más antiguo del complejo del Reina Sofía se produjo en la madrugada del pasado sábado, cuando hubo que desalojar una de las dos salas para neonatos de las que dispone el inmueble, situada en la segunda planta del Hospital Infantil. La causa del traslado de los alrededor de una decena de recién nacidos que permanecía en la estancia se debió a que ésta se inundó, según confirmaron ayer a ABC tanto fuentes oficiales de la Dirección-gerencia del centro como varios profesionales sanitarios.
Una mujer hospitalizada en la tercera planta se dejó abierto el grifo de la ducha de su habitación, de tal modo que el agua se filtró al nivel inferior, en concreto a «Neonatos 2» y se acumuló en el suelo. Los médicos y enfermeros repararon en el incidente cuando, según indicaron varios de ellos a este periódico, se fue la luz a cuenta de la avería. «Enseguida trasladamos a los niños a «Neonatos 1», donde los bebés estuvieron apiñados hasta mediodía del sábado», señaló uno de los trabajadores que se encontraba de guardia.
La situación quedó controlada sobre las doce de la mañana del sábado, de forma que los recién nacidos regresaron a esa hora a «Neonatos 2». Así, estuvieron fuera de su lugar de hospitalización unas ocho horas.
Hay que tener en cuenta que los neonatos son bebés especialmente vulnerables. Sin precisar de la vigilancia de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), sí necesitan de una atención continua porque tras nacer se les diagnosticó alguna patología. Fuentes laborales informaron a ABC de que ninguno de los niños afectados estaba en incubadora: todos ellos se estaban recuperando de su enfermedad en cunas térmicas.
Ascensores problemáticos
El incidente del sábado se une a varios más ocurridos en los últimos meses. Hace dos semanas, sin ir más lejos, un niño hospitalizado se quedó enganchado en un ascensor porque el soporte metálico de su suero se trabó con la estructura del elevador. El menor no sufrió daños y todo se quedó en un susto, si bien en la mente del personal estuvo el grave accidente que casi le cuesta la vida a una menor a comienzos de 2007.
Este cúmulo de sucesos avala las quejas de «No me quites mi hospital», que ha tachado de «lamentable» la situación del Materno-Infantil, y que en su opinión no cumple un decreto autonómico sobre atención a niños.
Avicena o Ibn Siná (como fue llamado en persa y en árabe) nació en el año 980 en Afshana (provincia de Jorasán, actualmente en Uzbekistán). Cuando tan sólo contaba con 17 años ya gozaba de fama como médico por salvar la vida del emir Nuh ibn Mansur. Puede ser considerado el inventor de la traqueotomía, cuyo manual operatorio sería precisado por el célebre cirujano árabe Abū el-Kasis de Córdoba. Libros: El canon de medicina, El libro de la curación, Poema de la medicina
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