lunes, 3 de marzo de 2008

El tronado de Antonio Gala disparata sin piedad desde su tronera

Más pagado de sí mismo que nunca, el escritor dedicó su columna en "El Mundo" a una intolerable sucesión de insultos que tocaron incluso a las víctimas del terrorismo. Merece una respuesta.
Leer a Gala, resentido mayor de España, fustigando con su verbo suave a Rajoy invita a la hilaridad. Leer a Gala arremetiendo en las mismas líneas contra Arias Cañete, más de lo mismo. Leer a Gala, soltero, sin hijos que mantener, y forrado, en plena apoteosis de fanatismo, dándole a Pizarro por su dinero, es de chiste. Leer al pobre Gala, fútil mamporrero de ZejaP, insultando a Acebes, Zaplana y Lamela, aburre. Leer a Gala, obseso ideológico, sectario furibundo, dándole palos a las nuevas generaciones del PP en pleno, invita a la compasión. Leer a Gala, comecuras, anticristo, dándole a Rouco Varela a mansalva nos deja circunflejos, como ZP. Leer a Gala dándole leña a Aznar llamándole -¡vaya insulto!- cuñado de Agag, invita a la sonrisa condescendiente. Leer a Gala repartiendo al diestro, nunca al siniestro, escupiendo al PP enterito, en diez míseras líneas, da pena. Pero leer a Gala vomitando odio y ensuciando con sus flemas a las víctimas, tronado en su "tronera", llamándole "victimario" a Alcaraz, sólo invita a recordar a Pedrojota que tiene a la niña del exorcista en la segunda página de su periódico.
Santiago Abascal.
elsemanaldigital.com

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