El PSOE se cuartea desde los tiempos de Zapatero. El solemne pagó a Maragall su ascenso con las llaves de Ferraz y, desde entonces, el PSC impone su independentismo fláccido disfrazado de federalismo más o menos asimétrico. Cuando Rubalcaba heredó el desastre, en vez de volver a la lealtad constitucional perdida, impuso a todo el PSOE la Declaración de Granada, que no es otra cosa que la visión que el PSC tiene de España y de Cataluña.
Sánchez se encaramó a la Secretaría General apoyándose en los socialistas catalanes. El PSOE logró descabalgarlo por librarse de la tutela, pero Iceta lo levantó de nuevo. De modo que Sánchez no es más que el testaferro que el PSC ha puesto al frente del PSOE para asegurarse de que éste secunda su política federal de nombre, confederal de hecho, y disolvente en la práctica. Para que no hubiera duda, en 2017 el PSOE ratificó la Declaración de Granada mediante otra hecha en Barcelona. ¿Dónde si no?
La dictadura del PSC no incomoda en el partido porque, en los territorios que padecen nacionalismo, los socialistas se han convertido al soberanismo para compartir el poder con los independentistas locales. Y en los territorios que no padecen semejante lacra venden su sumisión a cambio de cargos.
El PSOE conserva a sus votantes constitucionalistas con la ficción de que el suyo es el único partido capaz de reconducir la crisis institucional mediante diálogo y más autogobierno. Sin embargo, ocultan cuidadosamente lo que quieren hacer. Todo son vaguedades.
Seis años después de la Declaración de Granada, no han concretado ninguna propuesta. Tampoco reconocen lo que todos los españoles sabemos, que los independentistas no se van a conformar con nada que no sea la independencia.
En definitiva, estamos los españoles, bajo la dirección de los socialistas, jugándonos la unidad de España para que el PSOE salve la suya. Es una situación que no puede durar indefinidamente.
Al final, se quebrará por algún lado. Parafraseando a Churchill, podría decírsele al fallecido Rubalcaba, que tan injustamente fue alabado con ocasión de su entierro, que por salvar la unidad del PSOE vendiste la de España y ahora tendrás la ruptura de España y la del PSOE.
Emilio Campmany
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