sábado, 1 de junio de 2019

Una comisión para las actas de ETA

Un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla. Una máxima que debería justificar la apertura de una comisión de investigación en el Congreso de los Diputados para arrojar luz sobre las concesiones del Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero a la banda terrorista ETA, como reflejan las actas de negociación que ahora están viendo la luz.
El Ejecutivo actual —aún en funciones— es del mismo signo que entonces y bajo su mandato, tras las disolución de las anteriores Cortes y las elecciones del 28 de abril, se han producido dos hechos relevantes: la muerte de Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro del Interior que gestionó el alto el fuego de ETA de marzo de 2006, con los secretos se ha podido llevar a la tumba, y la detención del jefe etarra Josu Ternera en Francia tras 17 años fugados de la Justicia. El primero ya descansa en paz, pero el segundo todavía tiene que responder a multitud de interrogantes. Ahora que está de moda que los presos desfilen por la Carrera de San Jerónimo, no habría inconveniente en que Ternera, una vez fuese entregado por las autoridades francesas, compareciese de manera presencial, como lo hizo Pablo Crespo —sin esposas— en la Comisión Bárcenas, o por videoconferencia desde la cárcel, como Francisco Correa.
¿Cómo fueron los encuentros clave entre el Gobierno de Zapatero y los emisarios de ETA? ¿Y entre la banda y los dirigentes del PNV? ¿Dónde están las armas empleadas que quedan por entregar? Las actas de aquella negociación entre el Ejecutivo y ETA, en poder de la asociación de víctimas Dignidad y Justicia, ya han dado pistas del nivel de miseria moral con que actuó el amigo de Maduro. Pero faltan equis por despejar.


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