ETA marcó el ritmo durante muchos años, esos en los que la frontera con Francia se convirtió en un lastre para España al ejercer el país vecino como santuario de los terroristas. Pero, pese a ello, la presión de las Fuerzas de Seguridad del Estado siempre fue constante. Y poco a poco, los agentes se fueron "especializando" y aprendieron a hacer "información", a tratar de anticiparse. Y también se doctoraron en "inteligencia", en conseguir meterse en la cabeza de los asesinos y en averiguar sus pasos.
Los golpes policiales se fueron sucediendo. Tal es así, que según las estadísticas penitenciarias han pasado por las cárceles para cumplir condenas más de 3.300 etarras.
En los primeros pasos, la Guardia Civil o la Policía cortaban la cabeza de la serpiente y tardaban mucho tiempo en localizar el rastro para cercenar a la dirección sustituta. La organización terrorista lograba tejer sistemas de blindaje ante las actuaciones policiales y proteger sus estructuras. Con el tiempo, los especialistas lograron que los dirigentes de ETA estuvieran poco tiempo al frente de la organización antes de ser detenidos.
Las operaciones se multiplicaron. Las capturas de dirigentes eran constantes. Y si hay que destacar algunas actuaciones, las fuentes de la lucha antiterrorista apuntan que, sin duda, la primera gran operación policial se produjo en noviembre de 1986, contra la cooperativa Sokoa.
Aquí se realizó por primera vez una actuación global con Francia contra estructuras clave de ETA. En Hendaya se descubrió uno de los zulos logísticos más importantes de la banda y se incautó información clave para actuar contra el entramado de extorsión. Se consiguió dar un golpe sensible al aparato de finanzas. La información incautada fue calificada entonces y ahora como "histórica". Pero, además, se localizó un gran arsenal. Entre el material, dos misiles que habían sido pilotados por la Guardia Civil, que estaban inutilizados y tenían localizadores. Una operación en la que participó la CIA. Sin duda, la primera gran operación de "inteligencia" contra ETA.
Otro de los grandes golpes, por lo cualitativo de las detenciones, se produjo en marzo de 1992, en la localidad francesa de Bidart. De un plumazo, la Guardia Civil acabó con el denominado colectivo Artapalo. Detuvieron a los tres responsables de ETA: Francisco Múgica, Pakito; José Luis Álvarez Santacristina, Txelis, y José María Arregi, Fiti. A ETA le costó mucho reponerse de este golpe y fue a partir de esa operación cuando entendió que sus estructuras no eran seguras.
Los especialistas, además de destacar la operación que permitió liberar a José Antonio Ortega Lara tras 532 días secuestrado, consideraron esencial para lograr la derrota de ETA la denominada operación Santuario, una actuación en toda la zona sur de Francia que permitió, en 2015, cuando ETA había declarado su "cese definitivo" de la violencia, localizar e inutilizar la mayoría de los zulos operativos de ETA. Así se cercenó su capacidad de renacer.
Y los que bautizan las operaciones policiales tenían guardaban una traca final. Tres operaciones prácticamente consecutivos, también durante 2015, denominadas Jaque, Mate y Pastor, supusieron el final del único frente que le quedaba vivo a ETA, el de las cárceles. Fueron detenidos una docena de abogados de presos de la organización terrorista.
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