martes, 6 de septiembre de 2011

Los mineros de Rodiezmo: "Zapatero nos ha engañado"

"José Luis Rodríguez Zapatero nos ha defraudado y nos ha engañado". Lo llevaba escrito y le salió del alma. El epílogo minero a la legislatura más triste y fatídica del socialismo español correspondió a Manuel López, secretario general del sindicato FIA-UGT de Castilla y León. Domingo, 4 de septiembre de 2011, 32.ª fiesta minera en la campa de Rodiezmo, a los pies del puerto de Pajares y de las montañas lunares que inspiraron al ingeniero Juan Benet la novela Volverás a Región.
En sus tiempos de secretario provincial del PSOE leonés, Rodríguez Zapatero aprendió a frecuentar la fiesta minera que desde los albores de la transición organiza el Sindicato de Obreros de la Minería Asturiana (SOMA) con el concurso de sus compañeros ugetistas de la cuenca leonesa. Tras el meteórico ascenso que culminó el año 2000 con su elección como secretario general del PSOE, Zapatero prometió que si un día era elegido presidente del Gobierno seguiría acudiendo a Rodiezmo. "El poder no me cambiará", aseguraba el catálogo ZP, confeccionado por Miguel Barroso y Juan Campmany, dos ases de la comunicación política y la publicidad. En marzo del 2004, el PSOE ganó de manera inopinada las elecciones generales y en septiembre de aquel año el presidente Zapatero subía a la tribuna de Rodiezmo entre gritos de fervor y muchas cámaras de televisión. Cumplió su palabra y dio inicio a un nuevo ritual de la democracia española.

El ritual se interrumpió el año pasado como consecuencia de la huelga general convocada por UGT y Comisiones Obreras contra el primer ajuste derivado de la crisis. Zapatero amagó con acudir, pero la UGT se lo desaconsejó oficiosamente. Este año ni se ha planteado y la plaza del presidente no ha querido ocuparla Alfredo Pérez Rubalcaba, que da prioridad a los puentes con los jóvenes del 15-M. Adiós a los puños en alto de Leire Pajín y Bibiana Aído. Rodiezmo vuelve a ser una humilde fiesta minera con concurso de entibadores (los especialistas que apuntalan las galerías con vigas de madera) y baile por la tarde. La afluencia de público ha bajado sensiblemente. Este cronista, que ha acudido desde el 2004, sin falta, puede certificar que la de ayer fue la edición más triste de los últimos ocho años.
Caras largas, rostros preocupados, líderes regionales desfondados (el PSOE sufrió una dolorosa derrota en Asturias el pasado 22 de mayo) y una irritación apenas contenida en los discursos. Se masca la tragedia. Alfonso Guerra, 71 años, intentó defender la reforma de la Constitución en curso con la motosierra del anticatalanismo y del anticomunismo. El clima de desasosiego que España vive estos días sería responsabilidad de los voraces nacionalistas y de "esos que siempre creen tener razón con sus consigas". Guerra no falla ningún año en Rodiezmo. Cándido Méndez, secretario general de UGT, amigo personal de Zapatero y considerado el cuarto vicepresidente hasta hace un año, llamó a los ugetistas al combate contra la reforma de la Constitución y los recortes que preanuncia el PP.
Aires de derrota. De tristeza. La clase obrera ha vivido duras batallas que han configurado la España del bienestar. El pequeño bienestar de millones de personas en un país que fue pobre y áspero. Hubo una cultura obrera de la que todavía quedan ecos. El licenciado Zapatero, hijo de una familia pequeñoburguesa de León, se apoyó en la mitología obrera para ganar popularidad. Y, de golpe, sin dar explicaciones, se ha desvanecido. Se ha ido. Esa novísima extracción de plusvalías no la conocían los mineros. Se llama explotación mediática.

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