martes, 3 de mayo de 2011

El PSOE-A aparta a Chaves del foco de la campaña para tapar la mancha de la corrupción

CREEN QUE SU PRESENCIA ES TODAVÍA MENOS RECOMENDABLE QUE LA DE ZAPATERO.


El cúmulo de casos de presunta corrupción en el que hoy se encuentra envuelto el ex presidente andaluz Manuel Chaves, ha obligado al partido a alejarlo del foco principal de la campaña en la comunidad que gobernó durante casi cinco lustros, reduciendo su presencia a la mínima expresión y marginándolo en el acto final de Sevilla. Chaves es hoy menos recomendable que Zapatero en una Andalucía en la que Griñán prefiere aparecer entre Felipe González y Alfonso Guerra para cerrar campaña apoyando al candidato sevillano, con el coro de Rubalcaba y Chacón, y Chaves mirando entre candilejas.

Por primera vez desde que Chaves empezó a ser alguien en Andalucía, el ex presidente de la Junta va a ser marginado en el cierre de una campaña a las elecciones municipales en Sevilla. En el escenario estarán los pesos pesados, desde el pasado glorioso de Felipe, con Guerra –último en la lista sevillana- muy cerca, al futuro sinuoso de Rubalcaba y Chacón, con Griñán en medio del cuadro levantando la mano de Juan Espadas, candidato a la alcaldía de la capital hispalense.

En algunos sectores del PSOE se entiende este reparto en la escena de la campaña como un intento por fortalecer y consolidar el liderazgo de José Antonio Griñán. La propia secretaria de Organización, Susana Díaz, pone el acento en que Griñán es el primer presidente de la Junta que va a hacer campaña en unas elecciones municipales. Sin embargo, la reducción de la figura de Chaves a la mínima expresión tiene que ver con los escándalos a los que su imagen va unida hoy en Andalucía.

Así trata el PSOE-A a Chaves

La herencia de los ERE, los presuntos tratos de favor a sus hijos, sobre todo en el caso de Iván, cuyas andanzas como conseguidor han causado un fuerte impacto, y los intentos del ex presidente de minar el poder de su sucesor con maniobras internas, le han situado como un contendiente dentro del partido apeándolo de su condición de referente incuestionable del socialismo andaluz.

Si hubiera alguna duda sobre el papel que se le reserva a Chaves, el propio PSOE la despeja en su presentación de la campaña: “La caravana electoral socialista del 22-M se cerrará en Sevilla, donde Pepe Griñán y el ex presidente del Gobierno Felipe González acompañarán al próximo alcalde socialista, Juan Espadas. También está confirmada la presencia de miembros del Gobierno de la Nación como el vicepresidente y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba; la titular de Defensa, Carme Chacón, así como de otros ministros como Manuel Chaves e históricos socialistas como Alfonso Guerra”. A Chaves no se le trata ya ni de vicepresidente.

Felipe y Guerra, hijos predilectos de la misma madre, sin ser hermanos

La alternativa a la orfandad chavista del PSOE-A, con un Griñán que no consigue llenar el liderazgo que necesita el partido, es la vuelta al pasado glorioso. El principal atractivo del cierre de campaña en Sevilla será Felipe González. “Felipe nunca falla”, se suele decir en el PSOE, como si de un talismán se tratara para garantizar el control socialista en la alcaldía sevillana, uno de los enclaves por los que se va a medir el nivel de la debacle socialista.

El clímax de la vuelta a los mejores tiempos estará en el hecho de que por primera vez en muchos años coincidan en el escenario Felipe González y Alfonso Guerra, quienes hoy sólo comparten su condición de Hijos Predilectos de la misma madre, Andalucía, sin que por ello se les pueda considerar hermanos. Guerra ocupa el último lugar en la lista de la candidatura de Sevilla que lidera Juan Espadas. Sin embargo, este farolillo rojo que tanto alumbra ya se ha preocupado de poner la intermitencia: “Mucha gente va a meter la papeleta al revés”, ha dicho insinuando que su condición virtual es la del primero. Y Alfonso Guerra, de hecho, pudo haber sido el primero, el candidato a la alcaldía ya en las pasadas elecciones municipales. El propio Griñán ha confirmado que a Guerra se le ofreció ese puesto también cuando Monteseirín quedó descartado para repetir.

Qué se esconde a la sombra del guerrismo

La presencia de Guerra sirve de referente de un tiempo glorioso pero reabre también heridas de un pasado virulento entre guerristas y quienes se pusieran por delante. Se ha dado el caso, por ejemplo, de que a Alfonso Guerra se le ha hecho el vacío en algunos actos públicos de distritos sevillanos en las últimas semanas. Y, por otra parte, hay quienes especulan y temen la influencia que Guerra tiene en Susana Díaz, número dos del partido en Andalucía.

El guerrismo sigue siendo una sombra sinuosa de donde nadie sabe qué puede salir, sobre todo en momentos en los que el PSOE está pendiente de lo que ocurra el 22-M para empezar una batalla interna con múltiples flancos, tan cruenta como importante es lo que este partido puede perder en Andalucía, y con él, decenas de miles de personas que viven a su sombra.
 

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