jueves, 20 de mayo de 2010

El Gobierno derrocha un millón de euros al día en la cumbre en la que se insulta a España

El fracaso sin paliativos de la VI Cumbre Unión Europa-América Latina y Caribe en cuanto a acuerdos de importancia es inversamente proporcional al agujero que ha supuesto la organización de este evento para las arcas del Estado.







Es otra muestra de que el Gobierno que lidera José Luis Rodríguez Zapatero no da ejemplo de austeridad en tiempos de crisis y de que su política de gasto resulta totalmente ineficaz. Se mantienen las subvenciones a los de siempre –sindicatos y grupos de apoyo político– y los fastos y los protocolos, mientras los pensionistas perderán poder adquisitivo y los funcionarios verán reducida su nómina entre 30 y 200 euros, según su nivel.






En total, la cumbre, que sólo ha durado tres días, le ha costado a los españoles 2,36 millones de euros, sin sumar otros gastos que han ido destinados al desarrollo de todos los actos de la Presidencia española, empleados en protocolo, traductores, catering, azafatas y mobiliario. Sólo los servicios de traducción en los diferentes actos de la Presidencia costarán 637.652 euros.


Mientras, el alquiler de salas en la Feria de Madrid saldrá por 1.119.400 euros, excluidos 638.000 euros extra para los tres días de la Cumbre UE-América Latina-Caribe.






Para sacar adelante la cumbre, que sólo ha servido para que Zapatero aparezca en los informativos y para convertirse en el altavoz del presidente boliviano, Evo Morales, que ha responsabilizado al Partido Popular de ser responsable de un golpe de Estado en su país, han sido necesarios 1,7 millones, que han ido destinados a la adecuación de espacios.






La cifra aparece en el contrato suscrito entre el Ministerio de la Presidencia de María Teresa Fernández de la Vega y la empresa Massa Bárzano, una compañía especializada en la organización de congresos y convenciones, según informó en exclusiva El Semanal Digital.


Mientras, alquilar los dos pabellones de la Feria de Madrid (Ifema) ha supuesto un desembolso de 638.000 euros, que han ido directamente a la institución presidida por el ex alcalde de Madrid José María Álvarez del Manzano.






Despilfarro


Los gastos de la cumbre son la guinda de una semana de despilfarro, que siguió al anuncio de austeridad de Zapatero. Si el día inmediatamente posterior al histórico tijeretazo el Boletín Oficial del Estado (BOE) repartía 270 millones entre promotores del teatro y el circo y las comarcas mineras, el lunes el Gobierno amarraba la fidelidad de los sindicatos con 16 millones. Ayer, el Ejecutivo continuaba con las subvenciones indiscriminadas y anunciaba en el BOE que se gastará tres millones de euros en una campaña de publicidad para promocionar Redtrabaj@, una web de búsqueda de empleo.




Teniendo en cuenta que la mala gestión del Ejecutivo ha destruido dos millones de empleos durante la crisis, ahora pretende generarlos a través de una web. Una ironía para los parados.


Alto coste


En plena crisis económica, el Gobierno de Zapatero se ha gastado 90 millones de euros en los actos vinculados a la Presidencia de España de la Unión Europea. La desorbitada cifra supone 30 millones de euros más que la organizada en 2002 por el Gobierno de José María Aznar, siempre teniendo en cuenta la inflación acumulada en los últimos ocho años. El protagonismo otorgado a España costará, hasta que termine la Presidencia en junio, medio millón de euros diarios.


¿Y qué hay de fondo? ¿Para qué ha servido este encuentro? Mucho gasto y poco contenido político. Así se puede resumir lo que ha supuesto la cumbre UE-América Latina. Sin embargo, esta reunión también ha producido algunos efectos colaterales. Para empezar, el Gobierno socialista, capitaneado por José Luis Rodríguez Zapatero, ha buscado las fotografías junto a jefes de Estado y presidentes de Gobierno destacados. El Ejecutivo, que se encuentra en las horas más bajas que se recuerdan, sin capacidad para resolver la crisis y con la adopción de medidas que chocan con sus principios, quería un poco de propaganda para respirar. Pero los principales líderes europeos se ausentaron de las instantáneas.






Otro efecto de la cumbre es que la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, se despachó a gusto contra la Justicia española al defender al juez Baltasar Garzón, suspendido por el CGPJ. Aparcados estos insultos, en el encuentro sólo se alcanzaron tres acuerdos de mínimos ya previstos. No obstante, Zapatero habló de “una cumbre de aciertos y resultados”.


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