martes, 26 de febrero de 2019

LA DOBLE BARAJA DE SÁNCHEZ CON EL INDEPENDENTISMO

A LO LARGO de su ejecutoria, Pedro Sánchez ha dado sobradas muestras de su sinuosa concepción de la política, que va adaptando en función de sus necesidades de supervivencia. Primero se presentó ante los españoles ante un banderón enorme de España, después impuso sus condiciones para aplicar el artículo 155 y, una vez alcanzó La Moncloa, decidió convertirse en adalid de la política de apaciguamiento.
Sin embargo, la calculada «política de ibuprofeno» de Sánchez no ha dado resultados. Ni se ha normalizado la convivencia en Cataluña ni el Gobierno ha podido estabilizar la situación política tras el fiasco presupuestario. Llegados a este punto, de cara al 28-A ahora la chaqueta que le interesa ponerse al líder socialista es la de campeón constitucional.
En realidad, se trata del enésimo retruécano de Sánchez para mantener una farsa hecha añicos desde el principio. Porque mientras hace esfuerzos para recomponer su imagen más moderada y, por tanto, conectar con el deseo amplio de la ciudadanía española de actuar con determinación para frenar el embate separatista, los socialistas mantienen abiertos los canales con el independentismo.
Diferentes medios nacionalistas revelan estos días lo obvio: que Sánchez tiene previsto reabrir el diálogo si gobierna después del 28-A. Para ello, tomará como referencia el infame documento de Pedralbes, que no es otra cosa que la rendición del Estado ante las exigencias secesionistas.
En aquella reunión con Quim Torra el 20 de diciembre de 2018, Sánchez rubricó un comunicado conjunto difundido por los dos ejecutivos en el que se expuso «la necesidad de iniciar un diálogo político efectivo» sin condicionarlo de forma explícita a la preservación del marco constitucional.
Ello se suma a la decisión de Ferraz de delegar en el PSC la designación del número uno en la lista por Barcelona, candidatura por la que pugnan Batet y Borrell. La elección de la primera en detrimento de éste último podría interpretarse como otra cesión al independentismo.
La doble cara de Sánchez en una cuestión medular como es la crisis de Estado abierta en Cataluña resulta particularmente grave. No solo porque sitúa al PSOE en los márgenes del constitucionalismo, sino porque se produce en un momento en el que no ha aclarado su postura con relación a un posible indulto a los líderes del procés, y cuando los soberanistas continúan sin dar marcha atrás.
El doble desplante de Torra al Rey en el Mobile World Congress (MWC) -ni le quiso acompañar en el pabellón de España ni le recibió en el de Cataluña- acredita que la gangrena de la unilateralidad y la ilegalidad sigue presente. Ante ello no caben dobleces de carácter oportunista y electoralista, sino encabezar la respuesta firme y serena del Estado en la aplicación de la ley.

El Mundo

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