lunes, 28 de mayo de 2018

UN TÍTERE XENÓFOBO

Nos dice el diccionario de la Real Academia Española que “títere” es, en su primera acepción, un muñeco que se mueve por hilos o por medio de otro procedimiento. En su segunda acepción afirma que es persona que se deja manejar y, en lenguaje coloquial indica que se utiliza para referirse a persona que actúa con ligereza o sin fundamento. Dicho diccionario indica que el término xenófobo se emplea para referirse a una persona que siente o manifiesta xenofobia, es decir, aversión exagerada a los extranjeros.
¿Es el flamante presidente de la Generalitat un títere xenófobo como lo han calificado en algunos medios de comunicación?
Si títere es persona que actúa sin fundamento o es la que se deja manejar, no parece que haya muchas dudas. Poco fundamento tienen las afirmaciones de Joaquín Torra cuando se ha referido a España y a los españoles, sin hacer distinciones, todos en un mismo lote, tildándolos con calificativos obscenos. Ha afirmado que “España ha sido un país exportador de miseria, material y espiritualmente hablando. Todo lo que ha sido tocado por los españoles ha sido fuente de discriminaciones raciales… a sus hijos les ha dejado la peor de las herencias, una identidad contrahecha, una memoria estirpada y subordinación mental” Tales perlas no merecen mayores comentarios, pero resulta evidente su carencia de fundamento. Otras “perlas”, referidas a todo un pueblo, son aún más insultantes. En ellas expresa su pensamiento sobre la materia y fueron borradas cuando se planteó la posibilidad de que Puigdemont había dado su nombre como elegible por los independentistas. Pero quedó el rastro. Por lo tanto no hay muchas dudas de que dice cosas sin fundamento y que es persona que actúa con ligereza por lo que en lugar de sostener lo que afirma, lo borra tratando de ocultarlo. Respecto a que es  persona que se deja manejar, todo apunta en esa dirección. Ha dicho en su discurso de investidura que el presidente es el fugado de la justicia, lo que lo coloca en posición vicaria. Por si ello no fuera suficiente, su primera decisión como presidente ha sido trasladarse a Berlín para visitar a quien considera el presidente. ¿Para consultarle la formación de gobierno? ¿Para recibir instrucciones? ¿Para rendirle pleitesía?
Por lo que respecta a ser xenófobo. Tampoco existen dudas si tenemos en cuenta las afirmaciones que hace sobre los españoles –a los que nos considera extranjeros-, lo que incluye a los magrebíes, a los negros con quienes nos relaciona despectivamente desde una perspectiva racial. He aquí una de sus reflexiones: “Sales a la calle y nada indica que lo sea la calle de tus padres o de tus abuelos. El castellano avanza implacable, voraz, rapidísimo…y te hablan de cosas que nada tienen que ver contigo y tu mundo; el talento es perseguido y expulsado de todas partes….” Se ha referido a los españoles de forma indeseable como el mayor de los xenófobos. Ha dicho de los catalanes que hablan castellano son “víboras, hienas, bestias conforma humana”
Sentado su carácter de títere y xenófobo de persona que ocupa un cargo público, como representante del estado español en una comunidad autónoma, lo mínimo que habría que exigirle al tal Torra es que dimita de forma inmediata. Quien tiene semejantes ideas no puede gobernar ni una comunidad de vecinos.
¿Se imaginan que se le exigiría a cualquier otro político, sin distinción de ideologías, que sostuviera lo que afirma este sujeto?







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