Impecable hilo merecedor de subirlo a esta web de Daniel Ari  
Lean.
A ver, separatas, ni sois nación, ni lo habéis sido jamás, ni tenéis la menor posibilidad de serlo. No hablo a vuestros líderes, que ya lo saben y os usan para vivir del cuento, sino a vosotros, sus tontos útiles
¿De verdad creéis que con estos mimbres se construye una nación?
    
¿Con profesionales del victimismo, con lloricas por la tele y con heroínas de papel maché que ante un juez se mean en los pantalones? ¿Subvencionados todos por el país que os somete?
¿Con gentuza que os lanza a las manifestaciones a la espera de que haya muertos o heridos para alimentar su causa? ¿Con canallas que os adoctrinan desde pequeños en las escuelas para avanzar sus propios intereses?
Adorábais a Jordi Pujol, el padre de vuestra siniestra utopía, hasta que no os quedó más remedio que reconocer que se había enriquecido como un sátrapa a cuenta del nacionalismo. Entonces, sus herederos os dijeron que eso era cosa del pasado y que ellos eran otra cosa.
Y os lo tragásteis como os tragáis toda la basura que os echan. Igual que los cerdos, a los que se puede alimentar con las gasas sanguinolientas del cubo de basura de un hospital. Os han lavado el cerebro y no sois capaces de pensar por vosotros mismos.
¿De verdad creéis que los de las fotos son el producto de una raza superior, más inteligentes, más formados y mejor dotados para la democracia y las libertades civiles que el resto de vuestros connacionales?
¿De verdad creéis que vuestro destino es anexaros Aragón, el viejo y glorioso reino de Aragón, vosotros, besugos, que jamáis habéis sido reino ni nada? ¿De verdad os creeís que formáis parte de unos “Países Catalanes” que jamás han existido?
Las naciones no se construyen huyendo a Bélgica o a Suiza a la primera de cambio, ni lloriqueando por la tele, ni con berrinches de “queremos ser como Canadá o Escocia”. Las naciones se construyen con sacrificios, con sangre, con valentía, con renuncias.
Las naciones se construyen como construyeron España los hombres y mujeres con un par que se dejaron la piel y dieron la vida por lo que creían. Los Blas de Lezo, las Agustinas Zaragoza Doménech (que, por cierto, fue catalana),
Los Pelayo, las Isabel la Católica, los Bazán y Guzmán, los Daoíz y los Velarde, los Muñoz Grandes, los Álvarez de Toledo, los Gravina y tantos y tantos más. Los que os legaron una historia grandiosa que, por niñatos y capullos, sois incapaces de honrar.
Queréis ser nación y no tenéis ni un ladrillo para levantarla. Lo peor es que sois una nación, y muy grande, que no merecéis. Para merecerla tendríais que sentaros unos meses en en el rincón de pensar, daros cuenta de que no hacéis más que repetir consignas huecas de oportunistas cobardes y traidores, y volver con humildad y arrepentimiento a pedir perdón por haber sido tan arrogantes para ser tan poca cosa.
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