La fotografía de Ainhoa Aznárez (Podemos) junto a una alimaña etarra no sorprende pero asquea
EL diccionario de la Real Academia define «desvergüenza» como «falta de vergüenza, insolencia, descarada ostentación de faltas y vicios»… Exactamente la actitud de la que hace gala Podemos en relación al terrorismo etarra y a Venezuela; dos escenarios que conocen muy bien las huestes de Pablo Iglesias, interconectados entre sí por hechos tan relevantes como la presencia acreditada en la república bolivariana del asesino múltiple De Juana Chaos, prófugo de la Justicia española, entre otros individuos de semejante calaña vinculados al hacha y la serpiente.
La relación del partido de los círculos con ETA no es nueva. Ya en el año 2013, en una operación de la Guardia Civil contra Herira, el tentáculo de la banda dedicado a dar apoyo a los presos, se incautó una documentación en la que aparecía el nombre y número de teléfono del líder de la formación como contacto de referencia en Madrid. Por aquel entonces, Iglesias daba charlas en herriko-tabernas (locales donde se recaudan fondos para la causa etarra) en los que ensalzaba a la organización criminal por haber sido la primera en detectar las lagunas democráticas que, según él, contiene la Constitución del 78. Ahora no pierde ocasión de abogar por sus pistoleros encarcelados. ¿Cómo va a sorprendernos que su representante en Navarra departa amigablemente con el «carnicero de Mondragón», autor irredento de 17 asesinatos alevosos? Son hijos de las mismas siglas. Cuña de la misma madera.
La fotografía publicada por ABC, que muestra a Ainhoa Aznárez, presidenta del Parlamento foral, junto a Josu Zabarte, una alimaña orgullosa de sus «ejecuciones» (sic), liberada tras la derogación de la doctrina Parot, no sorprende pero asquea. Y asquea todavía más leer que la individua en cuestión explica su presencia en el aquelarre de Bayona, al lado del sanguinario sicario, aduciendo que le estaba instando a pedir la disolución de la banda. Y que lo estaba haciendo, además, en su calidad de víctima, por haber llevado escolta durante años. Bastantes más años la soportamos otras, con mayor justificación, y no osaríamos invocar una condición cuyo significado en términos de dolor, injusticia y humillación no logra siquiera vislumbrar Aznárez, cuyos cambios de chaqueta siempre han ido a favor de la corriente. ¿Víctima de ETA y podemita? ¿En qué cabeza cabe? Si Aznárez preside la Cámara de representación de los navarros, para escarnio de muchos hijos de esa tierra, es precisamente por la alianza suscrita entre la fuerza heredera de Batasuna/ETA, Bildu, la que pretende anexionar Navarra al País Vasco, cumpliendo uno de los principales anhelos terroristas, Geroa Bai, y Podemos. Un pacto forjado para arrebatar el poder al partido vencedor de las elecciones, que fue UPN. Los bandos están muy claros y la imagen de ABC vale más que mil palabras: Aznárez, con el carnicero de Mondragón. Las víctimas del terrorismo, enfrente.
La desvergüenza de Podemos es tal que les lleva a defender esa coyunda infame relacionándola con el concepto «paz». Así sin pestañear. Como si Zabarte no hubiese alardeado públicamente de sus asesinatos, incluido el de un niño, y no se hubiese negado una y otra vez a mostrar el más mínimo arrepentimiento. Como si Pablo Iglesias no hubiese alabado a ETA por su preclara interpretación de la democracia y no defendiera abiertamente la impunidad para sus criminales. Paz, dicen, y no se lavan la boca. ¿Cómo van a condenar el golpe de Estado en Venezuela y pedir la libertad de Leopoldo López? No es que deban a Chávez y Maduro lo que son. Es que los alumnos han superado al maestro…
No hay comentarios:
Publicar un comentario