lunes, 21 de abril de 2014

Entre la monarquía y una república traída por éstos, me quedo con lo que tenemos

El PCE ya convirtió la Segunda República en una dictadura bolchevique
 
Soy uno de tantos españoles que no sienten entusiasmo por la monarquía, y menos aún por sus actuales titulares, pero confieso que ver imágenes como ésta publicada ayer en Twitter por Mundo Obrero hace que me entren ganas de declararme monárquico, aunque sólo sea por seguir un instinto tan básico como el de supervivencia. Como veis, la pancarta llevaba dos firmas: la del Partido Comunista de España y la de sus juventudes.
Para que nos hagamos una idea del tipo de república que podrían traer a España estos totalitarios, y por si no basta con la experiencia que tuvo España en la Segunda República (el PCE fue uno de los principales motores de una brutal represión no sólo contra católicos y derechistas, sino incluso contra comunistas disidentes como los troskistas del POUM), sirva como referencia que aún en la actualidad el PCE se dedica a ensalzar a dictaduras comunistas como las de la desaparecida URSS, Cuba, China y Vietnam, regímenes sin respeto alguno por las libertades y los derechos humanos. En la misma línea, el año pasado las Juventudes Comunistas manifestaron su solidaridad con Corea del Norte, la dictadura más brutal del mundo.
Yo soy muy crítico con la democracia que tenemos en España, creo que hay que mejorar muchas cosas, pero me niego a apoyar una república traída por unos charlatanes que harían en España lo mismo que apoyan en Cuba y en Venezuela. Entre una monarquía parlamentaria, por muy defectuosa que sea, y una república soviética instaurada por fans de los hermanos Castro y de Kim Jong-Un, prefiero mil veces lo que ya tenemos. Al menos en España puedes hacer algo que en una dictadura comunista es impensable: criticar e incluso manifestarte contra el poder. En los regímenes totalitarios a los que apoyan el PCE y sus juventudes, las únicas manifestaciones toleradas por el poder son las que organizan los propios comunistas para afianzar su tiranía. Con una desastrosa República que acabó en dictadura bolchevique de la mano de los comunistas ya tuvimos bastante en España como para dejarnos engañar por esos impresentables otra vez.

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