domingo, 15 de septiembre de 2013

Griñán hace una triquiñuela que le permitirá cobrar tres sueldos

Pese al auto de la jueza Alaya, el expresidente andaluz culminó este jueves su huida al Senado con el respaldo de su partido y la complicidad de IU. Pero antes de irse lo dejó todo atado. 

De nada han servido las peticiones del PP. El Parlamento de Andalucía no ha parado las máquinas después del auto preimputatorio de Mercedes Alaya y este jueves José Antonio Griñán consumó su marcha al Senado con la complicidad de Izquierda Unida. Como también el vicesecretario general del PSOE-A, Mario Jiménez, y la consejera de Educación saliente del Gobierno andaluz, Mar Moreno.

Griñán ha hecho buen negocio, porque a sus honorarios como senador y como presidente del PSOE sumará los de expresidente de la Junta de Andalucía. Cuya cuantía tendrá que decidir por decreto y "con carácter inmediato" -según la ley- el nuevo Gobierno de Susana Díaz, que tomó posesión el martes. ¿Cómo de generosa será su sucesora, teniendo en cuenta que si está ahí es gracias a él?

Al nuevo senador le ha salido la jugada a pedir de boca. Hasta finales de 2011 el Estatuto de los expresidentes de la Junta de Andalucía establecía que estos, al llegar a los 65 años, cobrarían una pensión vitalicia equivalente al 60% de su sueldo pero incompatible, entre otros supuestos, con "la percepción de ingresos resultantes del ejercicio de cualquier mandato parlamentario". Es decir, que al convertirse en senador Griñán se habría quedado sin esa asignación, aproximadamente unos 40.000 euros anuales brutos.

Sin embargo, en diciembre de 2011 él mismo impulsó y firmó en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía una modificación de la normativa (puede leerla aquí). De forma que se suprimía esa pensión y, a cambio, se dejaba la decisión de la retribución del expresidente de forma arbitraria en manos del nuevo presidente y su Ejecutivo. Al ser por decreto, en el supuesto -descabellado, dadas las penosas circunstancias económicas de la región- de que Díez decidiera premiar los servicios de Griñán manteniéndole el salario que ha tenido hasta ahora, en torno a 66.000 euros anuales, nadie podría evitarlo. En sus manos está.


En paralelo, Griñán recibirá como senador raso 2.813,91 euros brutos al mes, a lo que hay que sumar otros 1.822,38 mensuales en concepto de indemnización por proceder de otra circunscripción distinta a Madrid. Esta última cantidad es limpia, no tributa. Si le nombran portavoz o presidente de Comisión para redondear su sueldo tendrá un plus que va de los 697,64 a los 1.431,32 euros mensuales, en función del cargo. Además tiene transporte gratis y dietas.

A ello hay que sumar lo que gana como presidente del PSOE, un misterio. Claro que si su imputación sigue adelante Alfredo Pérez Rubalcaba lo tendrá difícil para mantenerlo en el cargo. Al hilo de esto último, y después de 48 horas de silencio, Griñán aprovechó su marcha para hacer una breve comparecencia en las Cortes regionales durante la que tachó de "mezquindad" que se diga que quiere ser senador para estar aforado. "El Senado no añade nada nuevo al aforamiento", según él. Pero sí lo añade: pasa de estar aforado en el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía como diputado autonómico a estarlo en el Tribunal Supremo.

Griñán criticó que aún no le haya sido notificado el auto de la jueza instructora del caso de los EREs y que, en cambio, fuera difundido por el PP-A durante la toma de posesión del nuevo Gobierno andaluz, según Europa Press. Además declaró su confusión y "estupor" tras haber leído el auto, que definió como "bastante inclasificable desde el punto de vista judicial e insólito desde el terreno de la instrucción". "No aporta nada nuevo en el terreno jurídico, aunque otra cosa es en el ámbito mediático y político, donde parece que ha dado mucho juego", lamentó. 

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