sábado, 16 de febrero de 2008

La campaña socialista

La campaña socialista se fundamenta en la permanente agresión al PP. Ese es su único elemento estratégico. Rodríguez no puede vender gestión, porque ha sido un desastre y, salvo sus guiños a determinados sectores sociales, lo demás es humo inconsistente. Tampoco puede vender programa, porque ya hemos visto que su programa es la improvisación permanente y una peligrosa concepción patrimonialista del poder y el culto al líder –“yo crearé tantos puestos de trabajo”, “yo he ahorrado tanto dinero”, “yo, yo, yo...”-. En lo que de verdad confía el PSOE para ganar las elecciones es en el miedo a la derecha. Por eso, si hasta ahora la derecha ha sufrido un acoso sin precedentes, a partir de este fin de semana vamos a asistir a una ceremonia de agresión como nunca antes se había visto en un sistema democrático. Y hay algo que cabe afirmar ahora: no es de recibo una victoria a cualquier precio. No puede valer todo, no puede ser que un Gobierno utilice todos los recursos del Estado, pagados con el dinero de todos los contribuyentes independientemente de su afinidad política, para su interés partidario. Hay que denunciarlo, porque en algún momento tenemos que conseguir que la ética vuelva a ser un componente esencial de la política.

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