martes, 12 de febrero de 2008

El silencio cunde entre los médicos

Ningún médico residente (MIR) se atreve a dar su nombre y apellidos, pero muchos de ellos comparten los mismos sentimientos: el miedo y la inseguridad a quedarse solos en Urgencias y cometer errores que los lleve a sentarse en el banquillo de los acusados. El propio Colegio Oficial de Córdoba y el Sindicato de Médicos de Andalucía tampoco confirman al cien por cien la compraventa de guardias de Urgencias entre facultativos en periodo de formación dada a conocer por el Día el pasado viernes, aunque insisten en "que no se puede descartar que se esté llevando a cabo esta práctica". Nadie confirma ni desmiente nada, ni siquiera el propio Hospital Reina Sofía, que se limita a decir que "no tiene constancia de que se vendan guardias en el centro sanitario, pero que si se detecta alguna irregularidad se iniciará el correspondiente expediente sancionador". Lo cierto, es que desde que este periódico sacara a la luz la existencia de este mercado clandestino de noches en la puerta de Urgencias, las diferentes informaciones que se han publicado relacionadas con esta noticia se han colocado entre las más leídas y con más comentarios por parte de los lectores, muchos de ellos MIR y, por lo tanto, conocedores profundos de esta realidad. Esta denuncia ha servido para sacar a la luz las sombras de uno de los servicios estratégicos del Reina Sofía, un área que en demasiadas ocasiones se ha convertido en el foco de críticas de profesionales y pacientes. El propio Sindicato Médico ha reconocido abiertamente que la falta de tutores impide que los residentes puedan desarrollar su formación en compañía del adjunto y que es algo que ocurre en toda Andalucía. Precisamente, el déficit de doctores con experiencia y, por lo tanto, responsables del proceso de aprendizaje de los MIR es lo que lleva a algunos de estos doctores a poner sobre una balanza los riesgos y las ventajas que conlleva pasar una noche en Urgencias y, finalmente, vender su guardia al mejor postor, aunque el que sufra sea el bolsillo.La reacción del presidente de la Asociación de MIR de Andalucía (Amircand), David López, nada más conocer la noticia también analizó esta supuesta irregularidad. "No me extraña en absoluto", aseveró, al tiempo que criticó la "poca coordinación" entre los adjuntos y los residentes.De todos modos, calificó esta medida de "demasiado exagerada", aunque reconoció que "todos sabemos que los residentes firman altas sin contar con el apoyo del tutor, con la responsabilidad que ello conlleva". Contó como ejemplo que él ha presenciado a compañeros "llorar" y "perseguir" a sus médicos de referencia para que les firmaran un alta o para que visitaran a un paciente. A su juicio, la puesta en marcha del Estatuto del MIR prometida por la Consejería de Salud hace ahora un año solucionaría en parte estos conflictos laborales, pues las responsabilidades de cada residente estarían perfectamente definidas, "lo que evitaría muchos miedos en algunos de ellos". La inseguridad, sin embargo, no es la única excusa para vender una noche en Urgencias, sino que a veces participar en este mercado clandestino tiene otros fines, como hacer un favor a un compañero o conseguir algún dinero extra a fin de mes. Los comentarios que los lectores han realizado en la edición digital del periódico también evidencian que el estrés y saturación de los residentes es una tónica habitual en el Reina Sofía: "La administración ha encontrado mano de obra barata en los MIR, y les hacen asumir responsabilidades para las que no están aún capacitados", dice un internauta. Otro lector apunta que, para el Servicio Andaluz de Salud (SAS), las Urgencias son "el cuarto trastero de la casa y, por tanto, siempre han estado infradotadas de medios y personal". Un tercero alude directamente a la política "cicatera de ahorro del SAS", que para ahorrar "recurre a los MIR para cubrir un puesto, teniendo que soportar bajo coacciones tal responsabilidad que, indudablemente, no les corresponde".

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