miércoles, 26 de mayo de 2010

El BdE frustró hace un año la fusión Cajasur-Caja Murcia que hubiera evitado la intervención

El ex presidente de Cajasur, Santiago Gómez Sierra (EFE).

El Banco de España (BdE) frustró hace justamente un año, en mayo/junio de 2009, la fusión entre la cordobesa Cajasur y la murciana Caja Murcia, una operación que estaba prácticamente acordada en todos sus extremos, al plegarse a las presiones de la Junta de Andalucía, que se oponía a que una caja andaluza fuera absorbida por otra de una Comunidad gobernada por el PP. Esa fusión hubiera acelerado el saneamiento del sector impidiendo el drama actual de la intervención, que tanto daño está haciendo al sector financiero entero. El BdE intenta ahora cargar las tintas sobre Cajasur para eludir su responsabilidad en lo ocurrido.



El 22 de mayo de 2009, este diario publicó una información (“La cordobesa CajaSur intenta una fusión de urgencia con Caja Murcia”) dando cuenta de la apertura de conversaciones entre los responsables del Cabildo catedralicio cordobés y el presidente de Caja Murcia, Carlos Egea Krauel. Los servicios de inspección del BdE habían estrechado el cerco sobre la Caja presidida por el sacerdote Santiago Gómez Sierra, que entonces ya incumplía el coeficiente de solvencia.


A la presión del BdE se unía el deseo del Cabildo de dar esquinazo al guión que la Junta de Andalucía ha tenido siempre escrito para la caja cordobesa, que no ha sido otro que una fusión con Unicaja (aunque en la primavera de 2009 también se habló de la sevillana Cajasol). En Cajasur esta ha sido una constante en el último año y medio de actividad: intentar a la desesperada soluciones de futuro situadas fuera del ámbito de influencia del Partido Socialista de Andalucía.


Como intermediario ante Murcia actuó Juan Ojeda, ex europarlamentario del PP y vicepresidente segundo de CajaSur. Ojeda puso en contacto a Gómez Sierra con los responsables de la Caja murciana a través de Manuel Atencia, ex diputado del PP por Málaga, hombre de confianza de Javier Arenas –además de vicepresidente de Unicaja- y a su vez íntimo amigo del diputado popular por Murcia Andrés Ayala, que es quien puso en marcha los contactos con Egea. “Más que un guiño, nos han explorado con toda franqueza”, manifestó entonces a este diario un alto responsable de la entidad murciana.


El Banco de España impidió la operación


El propio Gómez Sierra ha manifestado estos días en distintos foros que la fusión con Caja Murcia estuvo prácticamente hecha. Hay quien sostiene que lo impidió una hábil maniobra de Braulio Medel, presidente de Unicaja, para quien Cajasur era una pieza demasiado codiciada como para dejarla escapar, más aún cuando estaba necesitado de una operación de fusión que le franqueara el paso a un nuevo mandato al frente de la entidad malagueña.


Alertada la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán mueve sus influencias en Madrid dispuesto a impedir que Caja Murcia se quede con Cajasur. A resultas de lo cual, el BdE no autorizó una operación que tenía toda la lógica. Con una tasa de cobertura entonces de apenas el 2,20%, la segunda más baja del sector solo por detrás de la BBK, Caja Murcia era y es una de las entidades más saneadas del sector, que está capeando el temporal de la crisis con relativa comodidad.


La operación, por lo demás, hubiera supuesto un precedente como fusión entre Cajas de distinta Comunidad Autónoma y no digamos ya estando gobernadas por partido de distinto color, aspiración muy querida por todos los estudiosos del sector. Pero el gobernador del BdE, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, militante del PSOE, se plegó a los intereses de su partido y de la Junta de Andalucía desaprovechando la oportunidad de oro de una fusión que hubiera acelerado la reconversión del sector, evitando el trauma que ahora ha supuesto la intervención. El Banco de España no cumplió con su obligación, razón por la cual trata de ahora de ocultar su responsabilidad mediante filtraciones interesadas a la prensa.


“No vamos a autorizar una fusión con Caja Murcia”


A primeros de junio del pasado año, este diario daba cuenta de la determinación de la Junta andaluza de impedir la “escapada” de Cajasur. “No estamos por autorizar cualquier fusión con Cajas de afuera. El campo de juego está en Andalucía”, aseguraba la consejera de Economía de la Junta. Igualmente, Luis Pizarro, consejero de Gobernación, declaraba que “no vamos a autorizar esa fusión (con Caja Murcia) porque no es lo que le conviene a nuestro sistema financiero (de Andalucía)”. Medel, por su parte, había tocado a Salvador Blanco (PSOE-A), vicepresidente primero de CajaSur, a fin de asegurarse su apoyo a una operación con Unicaja.


El Banco de España, con todo, pudo burlar el cerco de la Junta de haberlo pretendido, merced a las alternativas que la propia Cajasur le puso en bandeja. La entidad cordobesa, en efecto, orientó su estrategia de resistir el cerco de La Junta y Unicaja en espera de la inminente [entonces] entrada en funcionamiento del FROB. “Con el Fondo en marcha, el Banco pudo haber intervenido CajaSur y habérsela entregado después a Caja Murcia con las ayudas pertinentes”, señala una fuente cercana al BdE. “No lo hizo por sectarismo y por falta de voluntad para entrar a fondo en los problemas del sector”.


“Los curas de Córdoba nunca quisieron la fusión con Unicaja, nunca, y eso lo tuvimos siempre muy claro en el Banco”, sostiene al misma fuente. “Lo cual no es de extrañar porque, al margen de la responsabilidad que les compete en la mala gestión de la entidad, el comportamiento de la Junta con ellos ha sido de una prepotencia y de una petulancia insultante. Sencillamente querían arrollar, y eso la Iglesia no podía consentirlo”.


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