domingo, 9 de mayo de 2010

Cría de etarras en cautividad

ANTONIO BURGOS


NO tengo palabras, y mira que miro el María Moliner, y el viejo y manoseado tocho de don Julio Casares, y el DRAE, para ponderar, exaltar, valorar, apreciar y elogiar la tarea ecologista digna de toda loa que la Junta de Andalucía viene realizando para la preservación de especies animales amenazadas. ¡Qué corazón tiene la Junta para cuidar del reino animal! ¡Cómo adivina nuestros desvelos! Yo, como me imagino que usted también, tenía perdido el sueño de la preocupación tan grande que sentía por el buitre negro, por el Aegypius monachus, ave falconiforme que como es bien sabido estaba en peligro de extinción, y que gracias a los desvelos del utilísimo Centro de Recuperación de Especies Amenazadas (CREA) de Los Villares (Córdoba), ha pasado a ser simplemente «vulnerable», pues su población nidificada en toda Andalucía está ya por encima de los 250 individuos.

-No sabe usted el peso que me quita de encima con lo que me está diciendo...

Pero hay más. Gracias a la Junta, el lince ibérico, el lince de toda la vida, el Lynx pardinus, aunque estaba a pique de un repique, tras todas las inversiones de dinero público imaginables y unas cuantas más, sigue tirando el hombre, y hasta se ha logrado que se reproduzca en cautividad, tanto en Doñana como en Sierra Morena, y han nacido esos encantos de lincitos chicos que son igual que mis tres gatos, Remo, Rómulo y Romano, pero cobrando los tíos como funcionarios de la Junta o poco menos, pues los linces son gatos con carné del PSOE, a los que han hecho fijos de plantilla y sólo falta que les pongan coche oficial y secretaria y que los presenten a diputados por Jaén.

Quedaba, empero, otra especie amenazadísima por la acción policial, judicial, política y social, que aunque tuvo un respiro con la Tregua Trampa, corría el riesgo de extinción por consunción en cautividad. Tratábase de la especie animal, animalísima, unos bestiajos, del etarra asesino, el Aetarra criminalis Vasconiae. Aunque el World Wildlife Fund de la BBC, del New York Times, de la CNN y de otras despistadas chivas en el garaje informativo mundial siguen llamándola «grupo separatista», la verdad es que las saludables condiciones de sentido común de la sociedad española habían puesto las bases para la extinción total de esta especie depredadora, que se ha venido alimentando fundamentalmente de cadáveres de servidores del Estado y de defensores de la libertad. Se sabe que algunos de sus individuos pegan de vez en cuando el voletío y se pierden por el Ulster o son puestos en libertad para que cuiden a sus mamaítas, y que muchos se defecan patas abajo cuando son apresados tras cumplir sus sanguinarios hábitos.

Los congresos ecologistas mundiales habían mostrado su preocupación por esta especie, ya que los biólogos han determinado que el Aetarra criminalis Vasconiae difícilmente se reproduce en cautividad, y peligraba su continuidad. Señalaban los especialistas que, claro, con las individuas femeninas que tienen, las llamadas Nekanes criminalis Vasconiae, las de pelo de rata, mala leche y mirada torva, tenía que estar muy en celo el Aetarra criminalis Vasconiae para poder culminar el apareamiento y lograr la fecundación y gestación de etarritas chicos. No en el Centro de Recuperación de Especies Amenazadas de Córdoba, pero sí en la Ciudad de los Califas, en el Hospital Público Reina Sofía, el Servicio Andaluz de Salud cumplirá sus fines ecologistas y pagará la fecundación artificial de la compañera sentimental y semental de un individuo de esta especie, recluido en la reserva biológica de Alcolea, donde el puente de Novaliches. Trátase, pues, de un loable servicio a la ecología, en cuanto cría en cautividad de una especie en trance de extinción: el etarra. No tengo palabras para ponderar como se merece esta meritoria labor de la Junta. Bueno, sí, tengo cuatro, pero no son muy científicas que digamos: ¡qué partida de mamones!

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