sábado, 24 de abril de 2010

Marcos Ana, condenado por tres asesinatos, leerá hoy el manifiesto de apoyo a Garzón

Mató a un cura, a un labrador y un militante de Acción Popular. Tomó parte en profanaciones, detenciones y crímenes contra personas de derechas. Estuvo en la cárcel desde los 19 años a los 41.

El poeta comunista Sebastián Fernando Macarro, que oculta su identidad bajo el seudónimo Marcos Ana, será hoy el encargado de leer el manifiesto de apoyo al juez Baltasar Garzón, tras una marcha de respaldo al magistrado convocada por la izquierda política, sindical e intelectual española. Junto a Macarro, estarán el director de cine Pedro Almodóvar y la escritora Almudena Grandes.







El anciano escritor, de 90 años, ha sido el preso que más años ha pasado en las cárceles de Franco –desde los 19 años a los 41– y sólo por esa razón se ha convertido en icono de la izquierda, constantemente homenajeado y alabado por su más que cuestionable trayectoria literaria.






Pero lo que no sabe la progresía –y, si lo sabe, calla– es que Marcos Ana fue condenado tras la Guerra Civil por el brutal asesinato de tres personas.






Así lo acredita una completa investigación realizada por el semanario del Grupo Intereconomía ALBA, en la que se recogen todos los documentos e historial delictivo de Macarro, incluido en la Caja 127 –una gruesa carpeta donde el Partido Comunista de España alberga los dosieres de sus poetas más famosos: Alberti, Machado y Guillén– y en el Archivo Histórico de Defensa.






Su expediente es el número 120.976 y en él se pueden leer los motivos de su condena: como secretario de las Juventudes Socialistas Unificadas en Alcalá de Henares y jefe de un grupo de milicianos dentro del Batallón Libertad, “tomó parte directa” en el asesinato de Marcial Plaza Delgado el 23 de julio de 1936 y en el asesinato, el 3 de septiembre de ese año, de Amadeo Martín Acuña y de Agustín Rosado.






Plaza, de 41 años, era cura. Martín era un cartero de 24 años que militaba en Acción Popular y Rosado era un labrador de 45 años de reconocida religiosidad. Marcos Ana fue condenado a muerte en 1943. Por ser menor de edad durante la contienda le rebajaron la pena a 30 años de prisión.






En el expediente hay registradas varias peticiones de indulto que el poeta envió a las autoridades. En una de 1952, Marcos Ana afirma que “dada la naturaleza de los hechos que se le atribuyen”, no le afecta “ninguna de las excepciones” del decreto del 12 de octubre de 1945.






Con este decreto los vencedores de la guerra indultaron a todos los encarcelados por no sumarse a su rebelión militar que, con independencia de su ideología, no tuvieran condenas por delitos de sangre.






En un documento del Consejo Supremo de Justicia Militar de 1954 se puede leer el motivo de denegación: “Tomó parte en profanaciones, detenciones y asesinatos de personas de derechas”.






Será un decreto de Franco del año 1961 el que le ponga en la calle: todos los presos que llevaran más de 20 años en las cárceles por hechos relacionados con la guerra quedaron en libertad.






Otros documentos, esta vez guardados en el Archivo Histórico Nacional del Ministerio de Cultura, también registran actividades del poeta. El 11 de mayo de 1939, el alcalde de Alcalá firmó la lista de asesinados en su ayuntamiento. El nombre de Marcos Ana aparece como “persona sospechosa de participación en el crimen” de Agustín Rosado y Amadeo Martín.






La polémica no ha faltado desde la puesta en libertad de Marcos Ana. A lo largo de los años, los familiares de las personas asesinadas en Alcalá de Henares fueron manifestando en distintas publicaciones su versión de los hechos.






Mercedes Cabezudo, madre de Amadeo Martín, narró para Noticias Gráficas, el 23 de octubre de 1963, sus recuerdos: “Macarro y otros milicianos practicaron en mi casa un registro de dos horas, llevándose detenido a mi hijo, que fue asesinado a las siete de la tarde. (…) Amadeo Martín se puso de rodillas al morir y perdonaba a todos y pedía perdón por nosotros. Al contar esto, Macarro se reía y hacía gestos de burla”.






Victoria Fraguas Salgado incluso llegó a señalar en una fotografía para La Vanguardia, el 10 de noviembre de 1962, el lugar exacto donde, según ella, las milicias comandadas por Marcos Ana habían asesinado a su tío, José Plaza. Minutos antes, recoge el periódico, Marcos Ana había asesinado al hijo de éste, el cura Marcial Plaza.






En 1963, el rotativo catalán describe las circunstancias de la muerte de Rosado: “(…) a quien había sacado de su domicilio con el pretexto de que debía prestar una declaración de importancia. El crimen fue cometido también personalmente por Marcos Ana”.






Memorias de cine


Sin embargo, en sus memoria Decidme cómo es un árbol, Marcos Ana presenta una visión diferente del conflicto: “La contienda me sorprendió en Alcalá, donde los militares también se sublevaron. La resistencia del pueblo, ayudada por una columna de milicianos que llegó de Madrid, nos permitió recuperar la ciudad en veinticuatro horas”.






En su libro, Marcos Ana sostiene que “más adelante me incorporé, casi como una mascota, al Batallón Libertad, y partimos hacia la sierra a detener a los fascistas”.






Al mismo tiempo asegura que, ya de vuelta en Alcalá, “volví al trabajo político, al frente de la Juventud Socialista Unificada en la comarca. Pese a mi corta edad, era un pequeño líder muy conocido en la ciudad. (…) Tenía sólo 16 años y tuve que hacer frente a una sucesión de acontecimientos propios de la guerra y asumir responsabilidades que desbordaban la falta de experiencia y mi juventud”.






Surgen dudas sobre su relato al saber cómo fue la toma de Alcalá. Los sublevados, al quedar aislados, fracasaron sin apenas combates y el día 21 de julio los militares “nacionales” se rindieron a sus homólogos republicanos.






Poder y la gloria


Sólo a partir del día 21 las milicias comunistas y anarquistas entraron en acción. Pusieron en marcha un plan de exigencias de represalias sobre la población civil indefensa: saqueo, profanación y quema de iglesias y asesinato de curas, laicos y gentes de derecha.






Pero las sombras sobre su relato no parecen afectar a Pedro Almodóvar. El próximo proyecto cinematográfico del director manchego será llevar a la pantalla su autobiografía. Y los homenajes al poeta no acaban aquí.






En sus memorias, Marcos Ana explica al lector por qué, tras recuperar la libertad, decidió no regresar a la ciudad de su juventud: “En Alcalá de Henares había discurrido mi vida política durante la guerra y no era prudente quedarme allí recién salido de la cárcel y expuesto a posibles provocaciones”.






Tras su puesta en libertad en 1961, la falta de reconocimiento literario de Ana no ha impedido que se entregue al activismo político: conferencias y viajes por Europa e Hispanoamérica, actos de protesta en Francia, campañas mediáticas contra la dictadura… Marcos Ana, desde 1961, se presenta como ex presidiario por motivos de conciencia.

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